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En el vertiginoso ritmo de la vida moderna, a menudo nos encontramos atrapados en la vorágine de nuestras responsabilidades profesionales, familiares, y como padres, "Hoy toca cuidarte".
Recuerda que para poder conectar de corazón con tus hijos y poder nutrir sus necesidades, primero toca revisar y reparar en tí..
Toma conciencia del contacto real que tienes con tus hijos
Cuando hacen algo que no te parece bien, ¿te centras en el comportamiento y les dices "no hagas eso" u expresiones similares?
Ante sus comportamientos "inadecuados," ¿te enfocas en lo que "deberían hacer, pensar o decir" en lugar de dedicar tiempo a descubrir las necesidades reales de tu hijo/a?
¿A menudo te sientes tan desbordado/a que tus órdenes y comunicaciones van en la línea de "lo que deben hacer" para que tú puedas estar mejor, o porque le das mucha importancia a lo que dirán los demás, o porque no comprendes su comportamiento?
Si alguna de tus respuestas es sí, estás mirando sin ver del todo.
Eso no te hace un mal padre/madre, en absoluto, solo es un tema de la educación que has recibido. Mirar de verdad a tu hijo y no quedarte en la superficie es algo que se aprende a hacer. Pero generalmente requiere que antes te hayas visto a ti mismo/a (conociendo tus emociones, por qué se manifiestan realmente; revisando las creencias que tienes; conociendo tus necesidades profundas) para que puedas de verdad ver a los demás.
¿Por qué? Pues porque de lo contrario, tenderás a proyectar en ellos tus propias necesidades y heridas, siendo prácticamente imposible que los veas, debido a la intensidad de tus propias experiencias aún sin resolver. Desde ese lugar interno, educar es una manera completamente diferente si tu supieras previamente reconocerte a ti mismo/a. Además, es posible que "sobre compenses" con tus hijos, dando mucho reconocimiento o tratando de evitar que vivan lo mismo, incluso cuando ellos no lo han demandado. O bien puedes estar en otros extremos, inconscientemente pidiendo o exigiendo aquello que no se te ha brindado, ubicando a los niños en roles que no les corresponden.
El día en el que el niño se da cuenta que todos los adultos son imperfectos, se convierte en un adolescente; el día en el que él los perdona, él se convierte en un adulto; el día en el que se perdona a sí mismo, se convierte en sabio (Alden Nowlan)
Hoy puedes empezar a cuidarte y brindarte lo que necesitas para poder dar a tus hijos tu mejor versión.
Cuídate para poder cuidar desde el amor y no desde la carencia.
Te acompaño en tu crecimiento personal.
ELIANA PONCE ALVAREZ Coach y Psicopedagoga Especializada en Inteligencia Emocional y Familiar eliana.ponce@reconociendote.com
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