top of page

CRIAR SIN PREMIOS NI CASTIGOS ¡ES POSIBLE!

Foto del escritor: Eliana Ponce AlvarezEliana Ponce Alvarez

Actualizado: 30 nov 2022


Ahora que sabemos cómo funciona el cerebro del niño, podemos entender cómo crecen y qué necesidades tienen en cada etapa. Mediante los premios y los castigos no le estamos brindando ningún aprendizaje constructivo a ese niño o adolescente para su desarrollo ni le brindamos herramienta para que aprenda a resolver sus conflictos sanamente. Esa forma de educar, por más buena intención que tengamos, no enseña una habilidad, sino conlleva a evitar o repetir una conducta para conseguir algo.


Educar sin premios ni castigos es posible; solo tenemos que aprender el lenguaje de los niños empatizar con ellos, cambiar nuestra mirada.

  • Criar desde el respeto mutuo.

  • Enseñar con el ejemplo: el cómo resolvemos y acompañamos al niño ante un conflicto se nos convertirá en espejo, él/ella lo hará igual. Repetirá el patrón / conducta enseñada.

¿Es más rápido premiar y/o castigar? ¿Es efectivo?


Aparentemente sí, pero a corto plazo. Las consecuencias a largo plazo son nefastas.


Crearemos personas que solo buscan la aprobación y el premio, aquel para el que nada es suficiente. Buscarán la aceptación constante del otro, evadiendo responsabilidades ante los hechos, sin tener un criterio propio (ante sus amigos su profe, su jefe…etc.) sin saber autorregularse y poder poner un límite sano. Sin buscar soluciones ante un conflicto, ya que nadie se lo ha enseñado cuando ha sido pequeño.


Por el contrario, el castigo, silla de pensar, el dejarlo solo, sin acompañamiento del adulto, generara personas resentidas, donde desarrollarán poca empatía. Personas que serán duras con el otro, porque así lo han tratado a él, y solo mediante la agresividad y la imposición sabrán resolver los conflictos.


Ahora qué sabes esto, ¿Qué es lo que quieres para tu hijo en un futuro?


Seguro que ante esa pregunta todos contestaríamos que deseamos que sean respetuosos con el otro y con ellos, que sean empáticos, que sepan comunicarse asertivamente, que sean resilientes, que sean personas con autorregulación emocional, etc, pero…


¿todo esto dónde pensáis que se enseña?


La primera escuela es la casa. la infancia y la adolescencia son nuestros años esenciales para adquirir estos aprendizajes de una forma sana y respetuosa y amorosa. Pero debemos ensayar mucho, esto significa que aprendemos por prueba - error, debemos experimentar, equivocarnos, sentir, vivenciar, solo de esa forma seremos conscientes de estos aprendizajes, para ello necesitamos tiempo nosotros mismos para aprender, a buscar los mejores recursos, incluso la ayuda que nos acompañe.


No pidamos cerebros adultos a niños y adolescentes. Cambia tu mirada como padre y madre. Empatiza, permítele que se equivoque. Nadie dijo que era fácil.


Así que cuando te encuentres con tu hijo, con un berrinche, con malas caras, con un momento de conflicto…

…primero detente: tú, como adulto, respira, autorregúlate, caigáis en su “estrategia”. Lo que le pasa a tu hijo no va de ti sino de él, eres adulto, debes enseñarle y ayudarlo. Tu has estado en su lugar.

Una vez que veas que ya estás con la calma necesaria, que eres tú y no atrapado por la situación de conflicto, abraza a tu hijo, no des soluciones, solo escucha, o quédate a su lado.


Ten en cuenta que cuando el cerebro de un niño o adolescente está atrapado por una emoción no hay nadie al volante, así que te toca ser el conductor del vehículo, durante unos segundos.


Tus herramientas son: el respeto, amor y paciencia. A tu hijo esta forma de acompañarle ante el conflicto le ayudará a que vuelva a la calma, (ESTO ES HETEROREGULAR EMOCIONALMENTE A TU HIJO). No es momento de dar charlas, ni sermones, no escuchan solo te necesitan, no sabe autorregularse emocionalmente, por eso sus reacciones son desmedidas.


Solo cuando el niño haya bajado la intensidad, podéis buscar opciones juntos y si es posible, que salgan de él/ella, (será más consciente) en reparar lo que haya hecho. Ejemplo: dar un abrazo a su hermano, si le ha roto algo he intentar repararlo, que exprese de una forma respetuosa su idea cuando hable con papá y/o mamá, …


¿Esto no significa ceder?


Los limites acordados en un hogar serán los mismos y se mantendrán pese al conflicto o berrinche de nuestro hijo, solo acompañaremos con amor su frustración. Sin que nosotros perdamos la cordura, sin enfados, ni gritos, pero el límite, continua.


El amor a tu hijo no puede fluctuar a como se comporte o lo bien que haga algo, no puede cambiar nuestro afecto.


ANTE UN CONFLICTO: ACOMPAÑAR CON AMOR + REAPAR= APRENDIZAJE.


Estas herramientas nos permiten ayudarles a crecer, para que aprendan porque nos admiran como padres y confían en nosotros, no por miedo o por conseguir un premio.


Recuerda:

Los premios y alabanzas son aún más peligrosos porque crean “cerebros adictos” a esa recompensa, una forma fugaz de alegría. Los castigos generan sumisión o violencia. En ningún caso habrá aprendizajes sanos para la vida.


ELIANA PONCE ALVAREZ

Reconociéndote

27 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Comments


bottom of page