La imitación es una forma de aprendizaje muy importante en la infancia, y los padres somos sus principales modelos de referencia.
Las NEURONAS ESPEJO se disparan cuando realizamos una acción de la misma forma que cuando observamos a alguien realizarla. Por este motivo, vivimos las acciones de otros como nuestras y nos permite comprenderlas. Esto explica el aprendizaje por imitación, la emulación y también la empatía.
Así, las neuronas espejo también tendrían que ver con la interpretación que hacemos de las acciones. No solo podrían ayudarnos a interiorizar y repetir una acción que acabamos de ver, sino que gracias a ellas podríamos entenderlas y darles sentido, entender por qué los demás actúan de cierta manera y si necesitan nuestra ayuda.
Al activarse estas neuronas también lo hacen otras zonas del cerebro, como el sistema límbico. De esta manera, nos permiten:
Ser capaces de reconocer los gestos de otras personas.
Poder identificar las emociones solo mirando a la cara de alguien.
Acceder a nuestros recuerdos y aprendizajes previos.
Unir toda esta información para interpretar la situación y darle un significado.
¿DE QUÉ MANERA IMPACTAN LAS NEURONAS ESPEJO EN NUESTROS HIJOS?
A lo largo de toda su infancia el niño aprende por observación. Seguirá en gran parte imitando el comportamiento del adulto, lo que a su vez le permitirá aprender normas sociales para vivir en comunidad y rutinas de interacción. Asimismo, el cómo reaccionan o resuelven contratiempos o momentos emocionales difíciles les permitirá adquirir nuevas habilidades imprescindibles para su vida.
En definitiva,
nuestros hijos aprenden por observación e imitación, ambas son formas muy potentes de aprendizajes en la infancia, y los padres tenemos el gran privilegio de ser sus principales modelos de referencia.
Por ello hemos de ser conscientes que nuestros hijos observan continuamente nuestros actos, aprendiendo de ellos más que a través de nuestras palabras. Por ello es fundamental la coherencia en la crianza, ser consecuentes con los que les pedimos y lo que después hacemos. Pues, de lo contrario, no solo perderemos credibilidad, sino que estará fallando la base de su aprendizaje.
Son más importantes nuestros actos, que nuestras palabras. Durante la crianza de nuestros hijos preocupémonos más por lo que hacemos que lo que decimos.
ELIANA PONCE ALVAREZ Reconociéndote
Comments